martes, 23 de julio de 2013

MI AMIGA LA ADVERSIDAD




Considero que en algún momento de nuestras vidas, a todos nos toca recibir “la visita imprevista e indeseada de una vieja y exigente maestra: La adversidad”, de la que podemos lamentarnos o de otro lado, aprender muchísimo. Pues bien, si no podemos controlar su llegada, no nos queda otra que mirarla de frente a los ojos y darle la bienvenida. Sólo de esa forma podremos aprovechar su visita para mejorar.

La adversidad forma parte de la vida e, inevitablemente, nos tropezaremos con ella de vez en cuando. Cuando eso sucede, lo más importante no es la experiencia que vivimos, sino cómo la vivimos y lo que hacemos con ella.

La pregunta del millón es: ¿Qué hacer cuando llega la adversidad?

Lo único que sirve en ese momento es la seguridad de que todo pasa por algo y nada es casualidad en esta vida. Tenemos dos opciones, o llevamos la adversidad con angustia, molestia, pena y sufrimiento, o le sacamos provecho a la vida, hacemos de tripas corazón y le vemos el lado bueno. Podemos tener el semblante serio y el corazón compungido, pero nadie nos quitará la felicidad de tener la conciencia tranquila, de saber que hacemos lo correcto, que luchamos por salir adelante.  Podemos aprender mucho más de la gente discapacitada, pobre o llena de problemas,  que de los inteligentes y famosos. Y es que las adversidades enseñan más que las explicaciones perfectas de grandes científicos enredados en sus esquemas. A través de su crecimiento, aceptación y entrega, la gente herida nos ha enseñado que debemos aceptar nuestras debilidades y no pretender ser siempre fuertes y capaces porque es allí donde creamos barreras para ser felices. Esto no quita que siempre luchemos incansablemente por ser mejores


La clave para vencer la adversidad está en que la forma en que respondamos sea la apropiada. El buscar un culpable, es un callejón sin salida. Si decides responder apropiadamente puedes convertir tu revés es un escalón hacia un éxito mayor. Puedes progresar a través de tu adversidad. Tu reacción a la adversidad puede destruirte o desarrollarte aún más como persona. 


“Solo aciertan a alcanzar el éxito quienes han llegado a comprender que toda adversidad lleva en su entraña la semilla de un beneficio.” Anónimo